Se le considera un nutriente esencial para la visión, la reproducción y la salud de la sangre, el cerebro y la piel. Su rol es fundamental para evitar el envejecimiento de la piel a causa del sol.
La vitamina E fue descubierta por los científicos estadounidenses Herbert McLean Evans y Katehrine Bishop, en 1922. En síntesis, los investigadores descubrieron que las ratas no lograban reproducirse cuando su único alimento era la manteca de cerdo. Y el problema se corrigió cuando les empezaron a administrar germen de trigo y lechuga.
La vitamina E o tocoferol pertenece al grupo de las vitaminas liposoluble. Se le considera un nutriente esencial para la visión, la reproducción y la salud de la sangre, el cerebro y la piel. También tiene propiedades antioxidantes, protegiendo las células contra los efectos de los radicales libres, que inciden en las enfermedades cardíacas, el cáncer y otras afecciones. El cuerpo también necesita vitamina E para ayudar a mantener el sistema inmunitario fuerte frente a virus y bacterias. Es vital en la formación de glóbulos rojos. Tomar la cantidad adecuada de esta vitamina es clave para el desarrollo normal del sistema neurológico y del muscular. También ayuda a dilatar los vasos sanguíneos y a impedir que la sangre se coagule dentro de ellos.
Entre los alimentos que aportan naturalmente la vitamina E se encuentran el aceite de canola, el aceite de oliva, la margarina, las almendras y los maníes. También está en las aceitunas, los frutos secos, el germen de trigo, la palta y las verduras de hoja verde, como espinaca, acelgas y brócoli. Igualmente se puede obtener de las carnes, los productos lácteos y los cereales fortificados.
El poder de la Vitamina E contra el daño solar
La vitamina E es uno de los nutrientes más importantes para el organismo, sobre todo gracias a sus efectos antioxidantes, ya que protegen a las células de la oxidación causada por los radicales libres. Es por eso que está vinculada a la juventud y al buen estado de la piel, que es el órgano que está más expuesto. Los antioxidantes son moléculas capaces de neutralizar a los radicales libres. Sólo existen tres antioxidantes que reducen los efectos nocivos del sol en la piel y previenen el daño cutáneo: el selenio y las vitaminas E y C.
Los especialistas consideran la Vitamina E el antioxidante principal, ya que protege las membranas celulares y previene el daño de las enzimas asociadas a ellas. Nuevos estudios sugieren que esta vitamina puede inactivar los radicales libres y que, aplicada sobre la piel, reduce el daño solar.
Para protegerse del sol también se pueden tomar suplementos de vitamina E. De hecho, se ha probado que 400 miligramos de vitamina E al día disminuye el fotoenvejecimiento y las arrugas, y mejora la textura de la piel.
Se encuentra disponible en el mercado como un suplemento vitamínico oral en forma de cápsulas o gotas. La recomendación habitual es tomar 15 mg de vitamina E al día.